Una madre y su hija son las protagonistas que Laura Wächter ha elegido para crear una obra de gran carga emocional sobre el importante papel que tienen las relaciones familiares en el desarrollo vital de una persona. Madre e hija dan muestras de un gran apego en el pasado, durante la infancia y primera juventud, que se ve enturbiado por la presencia repentina de un personaje masculino que intenta ocupar un lugar importante en la vida de la madre. La hija, tras observar un distanciamiento y transformación en la madre, se ve obligada a pasar 342 días lejos de ella, en la soledad de un lugar ajeno y envuelta en un ambiente laboral que le es hostil.
342 días de soledad que le sirven para llegar a la conclusión de que hay que cerrar heridas, no dejar cosas pendientes que oscurezcan las relaciones con los seres queridos. De otro modo, se produciría una pérdida irreemplazable y todo sería solo un bonito recuerdo de los buenos tiempos.